Cuando examinamos la historia,
sea hacia atrás para entenderla, o sea para adelante para prever y valorar cual
es el mapa del recorrido del porvenir, nos encontramos con una cuestión
fundamental que es por un lado los planetas como elementos protagonistas, y por
otro los diversos ciclos que se establecen entre ellos. Sabemos que tenemos
planetas rápidos y otros lentos por lo que lógicamente cualquier planeta rápido
este o no junto a un planeta lento, dará un ciclo de corta duración, y cuanto
mas lentos sean las rotaciones de las parejas que forman dicho ciclo de mayor
duración será este.
En primer lugar debemos situar
cual es el significado de los planetas lentos en el plano colectivo de los
sucesos mundanos y su impacto en el devenir global.
Empezando por Plutón el más
alejado del Sol tenemos a este como protagonista de las grandes
transformaciones que requieren una catarsis emocional, un afloramiento de lo
oculto vinculado al instinto de supervivencia, el poder, un elemento dionisiaco
y erótico en suma, en busca de expresión y trascendencia.
En el caso de Neptuno su papel en
todo aquello con ideales de redención, religiosidad y inspiración artística. En
definitiva todo aquello que requiere disolverse para retornar a la unidad, ya
mas cerca de la divinidad que todo lo abarca.
En Urano encontramos la
revolución, el elemento prometeico, la tecnología y avances técnicos que
teóricamente nos liberaran de la obediencia irracional. Un ansia de libertad
creativa en definitiva. En Saturno encontramos , limites, orden, estructuras,
construcción de la materialidad. En Júpiter aumento, entusiasmo, creencia y
confianza en la bondad de aquello en lo que se deposita la atención y la
confianza. Quirón la herida que nos hace tomar conciencia de la vulnerabilidad,
a veces por sobreprotección que será fuente de nuestra sabiduría a partir de la
experiencia.
En definitiva estos son los
planetas que usualmente conforman los ciclos de mayor duración. Ahora bien:
¿Cómo encaja todo eso en su conjunto?. Para ello es preciso visualizar un árbol
de cuyo tronco va desgajándose algunas grandes ramas y de estas , otras mas
pequeñas, y así indefinidamente.
Como tronco inicial podemos situar el gran ciclo precésional , en un
ámbito fractal mas reducido el ciclo de 500 años que forman Plutón y Neptuno,
que de todas maneras en su largo ciclo por el zodiaco en su recorrido por todos
los signos conformara el primer gran ciclo de precesión equinocional entre
25.000 y 26.000 años.
Al poco de este se desgajara el
ciclo Plutón –Urano, y así iremos construyendo el árbol de ciclo mayor a ciclo
menor, o de rama más gruesa y principal a rama secundaria.
También puede ser una buena
metáfora la de los círculos que se forman en el agua cuando se lanza un piedra
sobre su superficie, a piedras de mayor peso y gravedad mas fuerza e ímpetu en
el circulo, no obstante puede ser más fácil de entender la geometría que se
construye en la forma del árbol.
Es preciso para interpretar
correctamente, no perder la referencia de que el ciclo mayor p.ej
Plutón-Neptuno, marcara el tono y la base sobre la que discurren el resto de
ciclos.
Dicho de otra manera en términos
musicales, este ciclo mencionado nos dará el ritmo básico, Plutón-Urano y
Neptuno-.Urano tal vez la armonía y el resto de ciclos la melodía y los
diversos timbres. Es a la vez complejidad y éxtasis, una trama sabiamente
orquestada sobre la cual por cierto nos cabe una responsabilidad sobre su forma
final.
La creatividad divina es infinita y por ello va a ser
difícil prever con exactitud como va a sonar la orquesta o va a desarrollarse
el crecimiento de nuestro árbol, pero en cualquier caso los patrones básicos
serán fácilmente predecibles y por ello una valiosa herramienta en nuestras
manos para entender y actuar con mayor
conciencia y sabiduría.
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