Ya en 2015 bajo la cuadratura de Saturno-Júpiter, la
recesión y la crisis se insinúa, como un agravamiento continuista de la
configuración Urano-Plutón como detonante inicial de la crisis iniciada mas o
menos el 2008, y que extenderá su influencia hasta el final de esta década.
Lo primero que hay que resaltar es la naturaleza por signo
de los planetas implicados. La cualidad mutable en lo que se hallan dichos
planetas en esta configuración nos habla del elemento de cambio, transición y
mutación inherente, la dualidad y elección que forma parte de la naturaleza de
esa cualidad que viene a sumarse a la libertad participativa de la conciencia
humana para hacer que la influencia de los astros se manifieste en una
vibración más densa o más sutil.
Dicha cruz pues es un marcador sobre un proceso de
mutación, y para ello es preciso poner sobre la mesa todos los elementos
susceptibles de ser transformados.
Será pues la exteriorización de ideas, valores, la
imperiosa necesidad de materializarlas y usar para ello las herramientas
adecuadas del eje Géminis-Sagitario, y la disolución alquímica transformadora
aparentemente penosa y clínica del eje Virgo-Piscis las que serán
protagonistas.
En realidad el planeta protagonista en toda esa figura,
que oscilara entre las figuras de la
cruz cósmica y la T cuadrada será el planeta Saturno en Sagitario, y si
a este podemos darle una cualidad sería la materialización, el peso de lo
inevitable, la necesaria limitación o asumir responsabilidades pésadas, y en
Sagitario el ideal, los valores morales y religiosos, o la búsqueda de la
verdad por señalar solo unas cuantas cuestiones vinculadas con este transito.
Sera pues, la revelación de la verdad con toda su crudeza saturniana la que
caiga sobre nuestras cabezas. Un largo proceso que vamos a intentar
pormenorizar.
No hay que perder de vista que esta figura hay que enmarcarla en
el espacio de grandes ciclos como el civilizador de Urano-Neptuno en
Capricornio iniciado en 1993 sincrónico con la caída del muro de Berlin, un
ciclo que nos habla de restructuración del poder y los objetivos de este , así
como la nueva estructura y forma de la revolución de la conciencia y el
“zeitgeist” del mas inspirado idealismo como siempre a caballo del bien y del
mal de la cultura contemporánea. Otro ciclo a cosiderar es el de Urano-Plutón
en el signo de Virgo de los años 60, la revolución en el mundo del trabajo, la
salud y las herramientas tecnológicas en un proceso dual de liberación o dominio
del individuo en ese proceso, o del más limitado y concreto de Júpiter-Saturno
actualmente en el signo de Tauro, el último aliento de un largo ciclo de Tierra
que hasta el 2020 no abrirá paso a la nueva organización social y económica y
que dará paso a la finalización de la
actual crisis.
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