dijous, 13 de novembre del 2014

LA GRAN CRUZ COSMICA DE 2016-II

Ya en 2015 bajo la cuadratura de Saturno-Júpiter, la recesión y la crisis se insinúa, como un agravamiento continuista de la configuración Urano-Plutón como detonante inicial de la crisis iniciada mas o menos el 2008, y que extenderá su influencia hasta el final de esta década.

Lo primero que hay que resaltar es la naturaleza por signo de los planetas implicados. La cualidad mutable en lo que se hallan dichos planetas en esta configuración nos habla del elemento de cambio, transición y mutación inherente, la dualidad y elección que forma parte de la naturaleza de esa cualidad que viene a sumarse a la libertad participativa de la conciencia humana para hacer que la influencia de los astros se manifieste en una vibración más densa o más sutil.

Dicha cruz pues es un marcador sobre un proceso de mutación, y para ello es preciso poner sobre la mesa todos los elementos susceptibles de ser transformados.
Será pues la exteriorización de ideas, valores, la imperiosa necesidad de materializarlas y usar para ello las herramientas adecuadas del eje Géminis-Sagitario, y la disolución alquímica transformadora aparentemente penosa y clínica del eje Virgo-Piscis las que serán protagonistas.


En realidad el planeta protagonista en toda esa figura, que oscilara entre las figuras de la  cruz cósmica y la T cuadrada será el planeta Saturno en Sagitario, y si a este podemos darle una cualidad sería la materialización, el peso de lo inevitable, la necesaria limitación o asumir responsabilidades pésadas, y en Sagitario el ideal, los valores morales y religiosos, o la búsqueda de la verdad por señalar solo unas cuantas cuestiones vinculadas con este transito. Sera pues, la revelación de la verdad con toda su crudeza saturniana la que caiga sobre nuestras cabezas. Un largo proceso que vamos a intentar pormenorizar. 

No hay que perder de vista que esta figura hay que enmarcarla en el espacio de grandes ciclos como el civilizador de Urano-Neptuno en Capricornio iniciado en 1993 sincrónico con la caída del muro de Berlin, un ciclo que nos habla de restructuración del poder y los objetivos de este , así como la nueva estructura y forma de la revolución de la conciencia y el “zeitgeist” del mas inspirado idealismo como siempre a caballo del bien y del mal de la cultura contemporánea. Otro ciclo a cosiderar es el de Urano-Plutón en el signo de Virgo de los años 60, la revolución en el mundo del trabajo, la salud y las herramientas tecnológicas en un proceso dual de liberación o dominio del individuo en ese proceso, o del más limitado y concreto de Júpiter-Saturno actualmente en el signo de Tauro, el último aliento de un largo ciclo de Tierra que hasta el 2020 no abrirá paso a la nueva organización social y económica y que dará paso a la finalización de la  actual crisis.

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